Estaba contenta, feliz, una sonrisa de oreja a oreja. Tras tanto tiempo quejándose que no quería celebrar San Valentín, había dejado sus principios a un lado y prefirió darme la sorpresa.
- Quería celebrarlo contigo. No hay nadie que me haga más feliz que tú.
Nos fundimos en un tierno beso. Me abrazó y me cogió entre sus fuertes brazos hasta llevarme a la cama. Entre las sábanas, decidió darme todo su amor.
¡RIIIING, RIIIING!
¡RIIIING, RIIIING!
- ¿Diga?
- Señorita González, ya van dos días seguidos que llega tarde al trabajo. Al tercero, le enviaré la carta de despido a casa. Le espero en media hora en su puesto.
Miré a mi alrededor. Nadie dormía a mi lado. ¿Dónde estaban las flores y los bombones? ¿Qué día es?
El calendario marcaba el 14 de febrero. Un año más.